Soy una consumista nata, padezco de una enfermedad sistemática inoculada, desconozco las crisis económicas mundiales y soy capaz de alcanzar cualquier precio aunque esté por las nubes. No me importan las colas ni el gentío en la calle y centros comerciales. Me encanta el sonido de las cajas registradoras tarareando en cada abrir y cerrar de gaveta, mi melodía preferida: compra, compra y compra.
Pero qué les puedo decir, vivo atrapada en una irresistible tentación, mis tarjetas de créditos son mis mejores amigas y aunque se les parezca a alguna película, los productos me llaman a través de las vidrieras y en todas las esquinas.
No puedo comprar sólo lo necesario, mi lista es larga y contiene todo lo visto en los comerciales de radio, tv y vallas. Esta gente que hace publicidad de verdad que sabe como convencer a la gente, bueno conmigo no tienen mucho problema, comprar es mi principal debilidad. De lo que sale nuevo, tengo que ser la primera en probarlo.
Les cuento que soy más pobre que una de clase media y más rica que cualquiera en la lagunita, a mi no me preocupan las deudas ni las ofertas, sólo quiero comprar, comprar y comprar más, soy una consumista empedernida, amante de las marcas y las modas.
Y en esta navidad seguiré comprando más, me daré unos prolongados recorridos por todos los centros comerciales y sus tiendas, les juró que ni los buhonero se salvarán.
Ah... que linda es la navidad, época para gastar y gastar, gastar y gastar. Para lucirme unas pintas de estreno con mis amigos, familiares y todo aquel que me quiera mirar o abrazar, sí porque en estos tiempos, la gente suele abrazarse y esas cosas... pero yo, yo prefiero gastar, porque eso de las apariencias para mi es lo que cuenta, a mi que no me vengan con cuentos de buenos deseos, armonía y paz, a la final lo que importa es todo lo que yo pueda aparentar, les juro que es verdad, siempre hay un año entero por delante para abrazarse, aunque yo prefiero pasármelo haciendo la lista de la próxima navidad, porque nada más faltan 12 meses y tengo que prepararme.
Y para que no digan que no me adapto bien a estas celebraciones, aprovecho y les clicheo este feliz navidad y prospero gasto bueno!
¡Gasta bien y no te fijes en que!
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